El embalsamamiento ha sido una práctica muy común empleada desde la antigüedad en diferentes culturas a lo largo del globo terráqueo. La palabra embalsamar deriva del bálsamo, denominación que se les da a las sustancias empleadas en este método.
Mediante esta práctica, se busca conservar la integridad de los cadáveres evitando su pronta descomposición. Se cree que fueron los egipcios los pioneros en aplicar esta metodología.
Hoy en día, el proceso se realiza en funerarias como parte de sus procesos. Así, se busca mantener el cuerpo en las mejores condiciones posibles para la óptima realización de ceremonias civiles o religiosas. Este proceso funerario se lleva a cabo en salas especializadas y con materiales quirúrgicos especializados que solo pueden ser operados por personal autorizado.
Para realizar este procedimiento se requiere en primera instancia de un proceso de lavado integral del cuerpo, para después ser tratado con una mezcla de materiales como formol, ácidos técnicos, glicerina, alcohol y agua, lo que ayuda a conservarlo por más tiempo.
Este método forma parte importante de todo proceso funerario, moderno y debe realizarse con especialistas en el ramo.